jueves, 31 de diciembre de 2015

¿Sabes?

¿Sabes?
Tenías razón, no me conoces
Y es mejor así
porque si me conocieras te habrías enamorado de mí
y no puedes.
Yo, en cambio, me enamoré de ti sin conocerte
porque si te hubiera conocido
no me hubiera enamorado.
No te preocupes,
la culpa no es tuya,
la culpa es mía
por no querer entender que pasas de mí,
que prefieres seguir con tu vida
antes que estar conmigo.
Se me pasará, lo sé, el tiempo todo lo cura.
Sé feliz con la vida que has elegido.
Suerte.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Aprendí.

Aprendí a no juzgar las acciones de los demás sin conocer los porqués, las situaciones, los momentos, las circunstancias...
Aprendí que los principios se pueden ver de más de un modo.
Aprendí que el jamás será, a veces es, incluso más de una vez.
Aprendí a verme de otro modo.
Aprendí a darme cuenta de que aunque lo desees tanto hay que pensar en las consecuencias, en las mías, en las suyas y en la de los demás.
Aprendí de llorar, de reír, de soñar.

Aprendí a no suponer.
Aprendí a interpretar las palabras literalmente.
Aprendí que te dan a entender lo que quieren que creas.
Aprendí a parar y pensar las cosas despacio.
Aprendí que ilusionarse es inevitable pero que acaba doliendo.
Aprendí que la gente egoista puede hacer mucho daño, mucho.
Aprendí a ir detrás de lo que quiero pero teniendo un límite siempre, la dignidad.
Aprendí que las sonrisas son muy importantes y pueden alegrate el día pero pueden amargarte la vida.
Aprendí que mis razones son lo más importante y que no hace falta que las sepan los demás.
Aprendí que tengo que vivir conmigo misma toda mi vida, con mi conciencia.
Aprendí que mi vida sigue y tengo que seguir aprendiendo...

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Anoche.



Anoche cogí la banqueta de madera y subí sus 2 peldaños, alargué los brazos hasta el altillo del armario y abracé, de nuevo, mi caja de recuerdos.

Estaba envuelta en papel de colores, de corazones de cuando era niña.

Quité el lazo que hace años utilicé para cerrarla, era un lazo de esperanza de una vida feliz.

Encontré mi vieja brújula, esa que siempre utilizo para orientar mi vida, he vuelto a utilizarla, la pongo en la palma de mi mano y la elevo hacia lo más alto que puedo, miro al cielo y parece que mi vida vuelve a encontrar el camino perdido.

Saqué también 2 alitas de ángel que me regalaron siendo niña, esas que me sirven para sobrevolar los problemas cuando no soy capaz de enfrentarlos, intento volar por encima de ellos, así viéndolos desde arriba, no me parecen tan importantes y puedo seguir adelante. Incluso he llegado a derrotarlos, a veces.

Volví a encontrar mi sobre de caramelos de sabores,
A Fresa como el sabor del amor
A Limón como el sabor de la decepción
A Menta como el sabor de la sensatez, esa sensatez que, según mucha gente, debería utilizar más.
Qué razón deben tener.
Hoy he vuelto a recordar también esos sabores.

Encontré también mi frasquito de colonia, lleno de gotas de paciencia, para echármelas encima cuando estoy al límite de ella.

Escarbando en el fondo de la caja encontré mi foto de bebé, que me hace sonreír cuando la miro, durante unos minutos, y ver una luz de esperanza al final de todo.

Hoy, por un pequeño instante, he vuelto a recordar aquella inocencia con la que un día cerré mi caja y a la que aún de vez en cuando vuelvo, cuando estoy algo perdida y no veo claro el camino.

Luego metí todo lo que había sacado y volví a cerrarla.
Espero que pase tiempo hasta que tenga que volver a abrirla...